Nueva normalidad

¡Todo va a salir bien, mundo! Juntos somos más fuertes. 

El veintiuno de febrero fui al aeropuerto a recoger a Marisa, que llegaba cargada de buenas noticias porque habíamos logrado abrir mercado en Europa.  

Pero el Covid-19, aparentemente tan lejano, también llegó a España. Y el catorce de marzo se decretó el Estado de Alarma. De golpe, a golpes, aprendí qué significaba estar confinado. Marisa falleció el dieciocho de marzo y, supuestamente, alguien le dio sepultura.  

Cada día, el aplauso vespertino de mis vecinos venía a martirizarme. Lloraba mi estrenada soledad en un rincón del salón, ahogado en la pena de saberme vacío de amor y cargado de ira e impotencia.

Hasta que María, del 2ºA, falleció dos semanas después en las mismas circunstancias que mi mujer. La noticia se coló por la ventana de la cocina. Su marido dejó una nota bajo mi puerta: “Aplaudamos juntos. Tú también puedes hacerlo. Te esperamos esta tarde a las ocho. Luis. 2ºA.”

Ese día borré las lágrimas de mi cara, me di una ducha fría, afeité mi barba y cambié mi pijama por un chándal. Dejé la puerta del balcón entreabierta y escuché las primeras voces. Algunos mensajes de ánimo entrecruzados, niños preguntando cuándo aplaudir, y, de repente, el silencio. La puerta del balcón contiguo, del 2ºA, se había abierto, pero todos guardaban silencio.  Me armé de valor y decidí salir, a mi mujer le habría gustado. Luis y sus hijos rompieron en aplausos al verme, yo les devolví el aplauso. Un segundo después, el edificio entero estalló en aplausos. Alguien marcó una pausa y, tres segundos más tarde, un aplauso prolongado se destinó, como siempre, a todos aquellos que han velado por nuestra seguridad desde primera línea.

Hoy da comienzo la nueva normalidad, el batiburrillo de ideas dispersas por mi mente se afana en realizar un hercúleo esfuerzo por conciliar la nueva normalidad con los restos de mi vida. Sé que nos espera un futuro incierto, pero hay esperanza. 

Tengo ganas de volver al aeropuerto para esperar a Marisa, nuestra hija, aunque no sé cuándo se permitirá la llegada de vuelos procedentes de México. Seguramente, para nosotros, aún habrá que esperar otra nueva normalidad.