Cita a ciegas

Juego peligroso
Un disparo en la sien y  estás muerto.  La pólvora desparramada por tus sesos, vestida con sotana de seriedad profesional y alzacuellos de protección de datos,  te anima a participar en esa ruleta rusa. Una cita a ciegas, unas copas y dos risas. Tras de ti, el  destino se relame con gusto avistando su próxima víctima.
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Este ha sido mi intento fallido para el concurso de micros de la Cadena Ser en Radio Castellón de esta semana. Llevaba meses sin presentar nada. Debía contener las palabras "Cita a ciegas".
La foto, como no, mi hija Noelia haciendo de las suyas.
 
 
 
Otro micro no enviado:
 
Coincidencias
Mi última cita a ciegas fue ayer. Supuse que tomaríamos unas copas, nos meteríamos en la cama y si te he visto no me acuerdo. No fue así. Mi joven atleta resultó ser un hombre maduro, de animada conversación y voz radiofónica cautivadora. Confesó que me envió  las primeras fotos que pilló por internet, y que su hijo de dieciséis había colaborado con los mensajes y  las notas de voz. Impresionada, le confesé que mis fotos de presentación habían sido retocadas y que mi hija de quince lo había pasado en grande contestando sus mensajes y sus notas de voz. Fuimos al cine. Reponían: “Algo para recordar”.   




Truecolor

Veinte minutos bajo la ducha y sigo sin quitarme esa sustancia viscosa de tinte hiperglucémico. ¿Estaré en una burbuja de caramelo toffee recién masticado?
 
La última glaciación provocada por mi realidad circundante, ha mantenido en estado de hibernación mi más íntima fibra sensible. De repente, una primavera anticipada ha eclosionado en mí provocando una transfiguración inesperada y ecos de un pasado lejano han irrumpido en el campo de batalla.
 
Supongo que la resaca del último colocón de números o la llegada de las benditas vacaciones son causa suficiente para explicar tal diarrea emocional. Hoy, tras un suculento desayuno, y un horizonte despejado ondeando entre mis neuronas, siento un renovado ímpetu que creo disipará la pegajosidad de mi empalagosa indumentaria y logrará descorrer la cortina tupida que ocultaba los millones de colores que me rodean. 

Pasando página


Despertaba cada mañana anhelando el néctar de sus besos. Sus prometidos encuentros, avivaban mi esperanza. Nuestras furtivas citas, mantenían la pasión. No podía imaginarme privada de tanto amor.

Pero «Los poderosos» son capaces de mutilar la felicidad de quienes protegen. Cortan las alas a quienes pretenden volar, prohíben los pasos que se salen de su camino y atan con fino espino al más tierno corazón.

Parecía increíble, pero murió mi bella historia de amor.

Brindo por los poderosos, los que rompieron nuestro enlace. Para que iluminen su vida con la luz que me han robado. Para que mi llanto arrope sus miedos infundados y logren abrir los ojos más allá de su razón.

S.O.S. Mamá


Uno no sabe cuánto se sufre por amor hasta que cae perdidamente enamorado.
 
     La caída estrepitosa desde el mullido colchón de la nube más alta, había borrado su sonrisa de un plumazo. Su cara había perdido todo rastro de brillo y sus ojos se habían apagado.
     Cien horas juntos y montañas de fotos que inmortalizaban miles de momentos, eran todo el legado de aquella relación maravillosa que había quedado achicharrada con el calor del verano.
     De golpe, frases como: Te amo, Eres el amor de mi vida, Juntos para siempre y bla, bla, bla, bla, bla,  se  convirtieron en clavos  que le desgarraron  el corazón. Vagaba errante por la casa, ausente, con la ilusión machacada.
 
     No podía callar tanta amargura y la soltó de golpe por wassapp, por la mañana, sin esperar que llegara. La noticia me pilló desprevenida.  Fue una jornada dura. Entre línea y línea, visualizaba ráfagas de aquella breve historia que parecía para siempre. Temí que aquello fuese el hundimiento del Titánic.
 
     Llegué a casa dispuesta a escucharla y transmitirle mi cariño. Sabía que estaba destrozada. Recoger los pedazos y recomponerlos  con mucha dosis de amor, era todo cuanto yo podía hacer.
 
     Sus ojeras delataban cuál había sido su primera reacción: empapelar el suelo de su habitación con clínex empapados de lágrimas.
 
     Habló sin parar hasta que quedó vacía, hasta que enmudeció su alma. No había desprecio, reproche u odio en sus palabras.  La abracé como se abraza un cuerpo frágil y compartí su silencio.

Irse de rositas


Trueque
 
 
─¿No te importó que te levantaran mi blusa de seda china?
 
─¿Y qué iba a hacer? ¿Confesar que les había levantado dos broches de diamantes?
 
 
 
 
Sistema Push-Up
 
Aunque levantaran mi blusa en busca del arca perdida, no encontrarían los broches robados bajo la guata de mi sostén.
 
 

Escapismo
 
Un vidente me dijo que el día que levantaran mi blusa, encontrarían un tesoro. Antes de apuntarles con mi delantera, les mencioné que no lo tomaran al pie de la letra.
 
 

"Levantaran mi blusa" ha sido la frase de esta semana en Radio Castellón Cadena Ser. Tampoco me he presentado esta semana porque ya estaba fuera de concurso, pero dejo aquí este encadenado que ha irrumpido en mi cabeza en el mismo momento en que he leído tan jugosa frase. Con un poco de suerte, la próxima semana llego a tiempo y me presento.

Bien entrada la noche...

Complejo de Edipo
 
Bien entrada la noche, regresó al teatro. Aquella sería la última representación.
 
Sus pasos avanzaron lentos, sobrellevando la pesada cruz sobre sus hombros. Un calvario que se clavaba en sus sienes a través de las espinas plastificadas.

Alzaron su cuerpo ante todos, repitiendo una escena mil veces ensayada. María, su madre, lloraba amargamente a sus pies.
 
Saltó desde la cruz dejando perplejos a los espectadores, tomó la mano de María y le confesó ante el respetable que estaba loco por ella.
 
 
 
Juego de sombras
 
Bien entrada la noche, despertó sobresaltada sobre la cama. La oscuridad guiaba sus pensamientos y creyó ver una sombra detrás de la ventana. Atemorizada, buscó su móvil y llamó a la policía. Un agente la tranquilizó indicándole que una patrulla pasaría por su casa .
 
Fue noticia en primera plana: «Dos policías muertos en acto de servicio»
 
Otro recorte de periodico que guardó complacida junto a los otros. 
 
 
 
Jubilación
 
Bien entrada la noche, aún no tenía claro cómo iba a comenzar su día. Tantos años deseando jubilarse y ahora no sabía a qué dedicar su tiempo. Jugarretas del destino.
 
 
 
Sino

Bien entrada la noche, recibió la noticia que esperaba. Había llegado su hora. Hora de poner las cartas boca arriba y confesar las culpas olvidadas. Hora de rascar las verrugas de su cuerpo y renovar piel fresca y perfumada. Y se encontró solo frente al mismísimo Sino. No argumentó defensa sino culpa. No blanqueó su rostro sino el alma. No refrescó su piel sino su mente. Finalmente, el Sino abofeteó su cara y le despertó del fatídico accidente. 

Tres minutos inconsciente─indicó el enfermero del SAMU/R.  


Noctámbulo

Bien entrada la noche, se convenció de que lo suyo no tenía remedio. Todas merecían una atención especial. Guapa, esbelta, joven, fea, obesa, vieja... 
 
Las arrugas aportan sabiduría, los músculos elevan la belleza, los rizos armonizan el conjunto, las canas ofrecen el misterio, la obesidad esparce su hermosura y la delgadez aporta un remanso de paz.
 
Librado de fantasías eróticas, relajó su cuerpo y se durmió de nuevo.



Demasiadas historias bullen en mi cabeza. No puedo quedarme con una. Dejo aquí unas pocas con la frase de esta semana.

A dos bandas


Ser zurdo estaba mal visto. Creían que el demonio se metía dentro del niño y mostraba su mala baba con aquella caligrafía infame. Doña Patrocinio tenía claro que ningún niño escribiría con la zurda mientras ella fuese maestra. Y con ella me topé, para mi desgracia, desde parvulitos hasta quinto. Amedrentó mi cerebro de tal manera que casi me creí diestro.

          El día que tuve que chutar el penalti y lo hice con la derecha, decidí que necesitaba atención médica. Hay quien cambia de sexo, yo necesitaba cambiar de lado. Soy un zurdo diestro que, a veces, es diestro zurdo.

Calentando motores

¡Vaya! Alguien andará pensando que me he ido de vacaciones. Casi un mes sin decir esta boca es mía, sin escribir ningún micro para ningún concurso, sin escuchar ninguno de los audios de literatura que tanto me gustan, sin disfrutar de la lectura de esos libros que tengo empezados.  Puede que sí, que haya estado un tanto desconectada del mundo de las letras. Y es que, cuando los números dicen estoy aquí, si es necesario, se para el mundo.
 
Recorte, Indisponibilidad, Remanente, Desviación, Afectación, Resultado, Cierre,  Apertura, Proyecto, Incorporación, Declaración, Modelo, Resumen, Estudio, Sector,  Comparación, Inejecución, Ajuste, Estabilidad,  Regla, Informe, Evaluación, Cumplimiento, Remisión. Variopinto grupo de palabras, incluidas en los primeros puestos del Top 100 de palabras usadas en mi primer trimestre.
 
Y mientras tanto, «El amor en los tiempos del cólera», de Gabriel García Marquez, reposa en la guantera de mi coche. Mi compañera Mavi me lo prestó con gran cariño tras hacerle un comentario sobre Aureliano Buendía y declararle mi admiración más profunda sobre el escritor de su historia. Y así estoy, perdida en el limbo, con una Fermina Daza separada de su enamorado y sin saber qué me depara la siguiente parte del libro. Espero retomar el hilo pronto. 
 
No, no es el único libro que tengo empezado. En la mesilla de noche, me espera una novela negra, oscura como el azabache, El País de los ciegos, de Claudio Cerdán. Y, aunque casi estoy llegando al desenlace, este último mes no he podido leer ni una sola página. Víctima de Morfeo, soy incapaz de pasar de la primera frase del último capítulo. El libro merece la pena. Un aliño de personajes corruptos, asesinos, y demás calaña carroñera que puede uno encontrar en cualquier ciudad de este hermoso país. En este caso, la historia se centra en Alicante. Espero que la voluntad retorne pronto a mis pupilas y pueda rematar la historia. 
 
Si algo tenía un poco olvidado era uno de esos temas que siempre tuvieron mi más profunda admiración: la Trigonometría. Mi hija ha tenido que recordármelo. Su llamada de socorro ha acaparado estos últimos días.
 
Seno, Coseno, Tangente, Arcoseno, Arcocoseno, Arcotangente, Cuadrante, Ecuación trigonométrica, Ángulo, Círculo goniométrico, Relación trigonométrica, Razón trigonométrica. Teorema del Seno, Teorema del Coseno.  Otro variopinto grupo de palabras que ocupa los primeros puestos del Top 100 de palabras usadas durante esta semana. Maestra, de nuevo, por unos días. 
 
Y, por si ese retorno me sabía a poco... ¡Toma mamá, las Leyes de Mendel! Extasiada he acabado. Hemos estudiado cada uno de los caracteres del entorno familiar, imaginando todas las variantes posibles. Como resultado, un estudio genético que no sé si da miedo verlo o da ganas de correr. Soy portadora de tantas cosas extrañas que aún no comprendo cómo ella ha podido salir tan bien.
 
Pero bueno, lo importante era explayarme un rato, escribir cuatro líneas, no perder el contacto. Eso es lo que he hecho. Volveré.
 
 

Instinto


Sombría y fría, con la mirada anclada en el horizonte, soy ajena a cuanto me rodea. El olor a sangre perdura en mis glándulas olfativas. La imperiosa necesidad nutritiva se ha calmado.

    A veces, la genética se salta las barreras establecidas.

    Apartarme de la sociedad, controlar la voluntad animal que me esclaviza y dirigir el comportamiento hacia conductas moralmente aceptadas, siempre ha resultado la mejor opción para llevar una vida digna. 

    El temor a lo desconocido es una losa imposible de mover. Todos tenemos miedo a algo y necesitamos sentirnos protegidos de ello. Yo, tengo miedo de mí misma.

    Pronto descubrí qué futuro me esperaba. Fue el día que besé a Eduardo y, jugueteando con su cuello, terminé por desangrarlo. Tirar su cuerpo al pantano, no fue tarea fácil.

    Ahora, ya tengo más rodaje.
 

Último Speedball

Corro embalada hacia la noche impulsada por el viento, notando el corazón en mi boca, escapando por momentos. La avalancha de adrenalina pilota el volante. Sigo las luces de la carretera. Llego o lo parece. Casi llego. No. Me estrello.
 
        Otro peón más aplastado por el caballo de Troya. Quién fuera rey con su torre para enrocarse y salir airosa. Cansada, cierro los ojos. Alucino que alguien llega y estira por todas partes, desincrustando las garras que sujetan mi esqueleto. Al fin libre, levito en un cielo blanco con grandes letras bordadas.
 
        Sombras de picos abundan entre mis flacos pellejos. Con mis  pupilas  distingo el irisado rostro de un ángel que palpa mis extremidades. Un seco pinchazo me eleva hasta el umbral de San Pedro. Caigo en picado. Las turbulencias del miedo me arrrastran hacia el abismo. El ralentí de la adrenalina me mece, sumiéndome en el sopor mortífero de la última parada. 
 
      Llegué.

Sus deseos son órdenes


─ ¡Premio para el caballero!  Traído desde las estrellas especialmente para usted.

   Leí  la etiqueta exterior: «Concentrado de estrellas fugaces. Sus deseos son órdenes».

   Ya en casa, abrí la caja. En su interior, un cuenco demasiado grande para decorar cualquier rincón. «¡Ya podía ser más pequeño!», pensé. Perplejo, vi cómo empequeñecía. 

   Un canto de albadas vespertinas atacó mis oídos desde la calle.

     «Julio firma los despidos,
      y nos deja el culo al aire,
      roba el pan de nuestros hijos
      y todo con gran donaire»

«Tierra, trágame». Ése, fue mi último pensamiento.

 

Agradecida a Nicolás Jarque, que me invitó a participar en el programa de La Radio en Colectivo del Jueves 7 de febrero de 2013, dedicado a la "Generación Blogger". Este fue el micro que escribí para la ocasión.
También me pidió una breve reseña literaria sobre mi persona y, como poco había que decir al respecto, tan solo indiqué que nací en Chilches, en 1966 y que soy funcionaria en la administración local. De poco sirve para conocer mi persona, pero algo había que decir.

Os invito a escuchar el audio del programa. Se garantizan buenas lecturas, buena música y muchas risas.

http://www.ivoox.com/radio-en-colectivo-07-febrero-2013_md_1772738_1.mp3

Llamaron a la puerta



Mallas de encaje, falda de escaso corte y blusa  sin botones. Desde el otro lado de la mesa, aproximó su busto para indicarme el lugar exacto donde debía estampar mi rúbrica. Centré mi  atención en el contrato de hipoteca inversa.

Llamaron a la puerta y entró Rosario. Sus medias gruesas se agolpaban sobre los tobillos hinchados, la recatada falda sobrepasaba un palmo su rodilla y bajo su blusa asomaba la camiseta de felpa negra que tanto le gustaba.  Jamás había visto nada tan hermoso.

Cálida bienvenida


Rotura tras rotura, acabó tan lleno de agujeros como un colador. El jersey de lana viejo parecía  una red de pesca  y no una prenda de abrigo.

Cuando su barriga estaba a punto de estallar, la protuberancia marcada por su ombligo parecía asomarse al balcón de la vida.

Su hijo nació una fresca noche primaveral y ese atuendo raído le dio calor y esperanza.

Ganadora Radio Castellón Cadena Ser: Semana del 7 al 11 de enero de 2013

Mi felicidad se ha visto incrementada tras conocer que esta semana  soy la  ganadora del concurso de microrrelatos de Radio Castellón Cadena Ser.  La frase inspiradora era: «Me propongo ser feliz». Cuatro palabras capaces de arrasar cualquier sombra de tristeza.

Como siempre, sigo pensando que soy afortunada al resultar seleccionada entre tantos microrrelatos. Insisto, sé que son muchos y muy buenos los escritores que allí participan.

Si os apetece leer el micro desde la web, podéis verlo vosotros mismos en www.radiocastellon.com, en la sección Participa, en el apartado microrrelatos ganadores.


Si preferís escuchar el programa, está disponible en la sección Audio. Ha sido emitido el día 11 de enero, en Hoy por hoy. La lectura se realizó en los últimos cinco minutos.

Para los que, pese a todo, prefieran leerlo en el blog, lo escribo a continuación:

 
 
«¿Qué es la felicidad? Un estado de plácida locura que disecciona tu cerebro transformando la realidad. Un calor reconfortante que te ayuda a despegar. Un eco de risas dormidas  a  punto de estallar. La suavidad de una caricia dispuesta a continuar.
¿Hacemos el amor? Hoy, me propongo ser feliz.»
 
 
 
La frase de la próxima semana es: «a punto de estallar».
¿Te animas a participar? Es fácil.
Entra en la sección Participa, en el apartado microrrelatos, rellena tus datos y envíalo.
Gracias por estar ahí y seguir leyéndome.

Propósitos de Año Nuevo


Este año me propongo…  hacer las paces conmigo misma.

 No pienso hacer ningún régimen de efecto milagroso, ni apuntarme tres días  al gimnasio. Se acabó desear  tallas imposibles  y controlar la materia grasa quemando calorías.

No pienso usar potingues para la cara, ni cremas corporales ni perfumes de rosas. Se acabó ocultar las arrugas, andar untada de manteca y oler a floristería.

 Como capricho, haré  dos cursillos nuevos:

-El de alpinismo, para escalar sin miedo las cuestas semanales, y

-El de buceo libre, para apretar  mi cinturón  y aguantar la falta de aire.

Si logro salir ilesa, el próximo año me apunto al  balneario.

 

Nochevieja 2012 - Año Nuevo 2013

Esta nochevieja la hemos pasado nuevamente con los amigos, echándonos unas risas y compartiendo mesa. Yo añadiría, que ha sido una noche inolvidable, de esas que marcan historia.
 
           Un picoteo, unos redondos, un heladito, la coca y los pastissets de Paqui y... a vestirse de cotillón para vivir el momento y brindar con vasos de plástico llenos de cava peleón.
 
           Los técnicos de sonido enchufaron el artefacto que nos haría llegar las imágenes de las campanadas televisadas desde la Puerta del Sol de Madrid. In crescendo iba el jaleo parejo a la emoción del momento, pero se estrellaron nuestras risas al ver que el aparato no funcionaba. Una milésima de segundo bastó para comprender que ni corriendo llegaríamos a la plaza del pueblo para oír en directo el campanario de nuestra iglesia.
 
           Si algo destaca en mi peña, es el derroche de ingenio. Mangas arriba y, cazo en una mano y bandeja de carne en la otra, Tere nos dio las bandejadas como una profesional. Memorable aquel momento en que tragamos las uvas, sin saber si era la cuarta o la sexta y atragantados de tanta risa.
 
           Como nadie se rinde nunca, hubo quien comía uvas mientras tocaba los conectores y, gracias a la divina providencia, aún vimos la última campanada en el pobre televisor.
 
           Para iniciar el nuevo año, dejamos que la cámara hiciese la foto de rigor. Sin fotógrafo tras de ella, salió como salió. Y gracias.
 

 
 
 
 
           Nuestra particular campanera, siguió con la bandejada mientras un click de la cámara inmortalizaba la celebración.
 
           Hubo abrazos, hubo besos, hubo canciones y despedidas. Emocionante, inolvidable, incomparable, diría yo.
 
           No hacen falta salones de gala ni vestidos de etiqueta. Nada mejor que vestir amigos, comer sonrisas y cantar al son de una melodía peculiar.
 
           Echamos de menos a los amigos que no pudieron acompañarnos, por trabajar protegiendo la noche o por cuidar un familiar.  Descorchamos la botella para brindar por todos ellos, por nosotros y por el mundo en general. 
 
           Trescientos sesenta y cinco días nos reciben, con esperanza, con ilusión y energía renovada.       
 
            Allá vamos, 2013, deja ver tu lado bueno, que el resto ya llegará.
 
 
           FELIZ  2013

Operación S.E.P.


    Sentada en la fría silla, observé su indefenso cuerpo y me perdí en mis pensamientos.
    Al menos, el tono rosáceo de los labios ponía una nota de color en su rostro envejecido, pero los pesados párpados parecían dos losas de acero incapaces de accionar el resorte de apertura.
    Las callosas manos estaban plagadas de gruesas venas en reposo que habían resistido el envite del traumático retorno y me atraían como imanes. 
    Vencí la tentación de acercarme para sentir el tacto de su piel gracias a un atisbo de lucidez que me hizo frenar en seco. Un contacto no permitido hubiese contaminado al sujeto y una acción de tal calibre, hubiese supuesto mi ejecución inmediata. 
     Entré en el receptáculo de mi cápsula nutricional tras cumplir mis créditos laborales. Cada día, superado el primer letargo de la fusión extrasensorial, analizaba las causas que provocaron la catástrofe y lamentaba no haber estado allí para evitarla.
    Mis particulares estudios no estaban autorizados por la Comunidad y ello alimentaba una idea que bullía en mi cabeza y bauticé con el nombre de Operación S.E.P. Ser casi humano no significaba serlo y tener un espécimen vivo en la sala de aislamiento resultaba esperanzador. Él era el primer recuperado tras la Glaciación de 2012.
    Observé la vasta llanura blanca que cegaba mis pupilas y ello provocó una contracción involuntaria en mi cuerpo que erizó mis nódulos epidérmicos. Quizás fuese eso lo que los hombres llamaban escalofrío. Sentimiento era lo único que me faltaba.
    Sin más, tras mi descanso obligatorio, regresé a la sede de Arquitectura Biogenética Humana y continúe estudiando sus órganos internos.

 
   El visionado de grafeno, me mostró un adenocarcinoma de decímetro y medio ubicado en el colón ascendente. Me sorprendió que pudiese llegar a viejo un ejemplar defectuoso.
    La sociedad humanoide a la que yo pertenecía, limitaba la vida a treinta ciclos orbitales y no permitía la supervivencia de ningún elemento infecto o con algún tipo de tara. Gestados en la cápsula madre mediante un complicado proceso de carbogénesis biocelular, nuestro aspecto humano permanecía invariable durante toda  nuestra existencia.

  
   Pensar que me encontraba en mi último ciclo orbital, hizo que mi actividad neuronal se acelerase y noté una presión punzante en mi pecho de origen desconocido. Creí empequeñecer extrañamente dentro de mi cuerpo y mi corazón comenzó a latir totalmente desbocado. Sin motivo aparente, esa cadena de reacciones abrió un portal telepático que me conectó con su cerebro.
    La sucesión de imágenes que colapsó mi retina, me hizo comprender que su infancia, su juventud y su etapa adulta no eran más que la punta de un iceberg que guardaba muchos misterios. Su lucha interna contra la enfermedad que lo devoraba y su deseo de vivir, se filtraron a través de los poros de mi piel accionando una señal de socorro.
    Aspiré todo el aire que pude, olvidé las normas, los protocolos y las rutinas y, armada de valor, cogí su mano con las mías. En ese momento, se inició una fusión citoplasmática que nos dejó ensamblados formando una misma persona.
   Noté, por mi menor tamaño, que mis células quedaban acopladas dentro de las suyas. Fue así como perdí mi imagen y adopté la de aquel hombre. Pero en el área encefálica, el mayor tamaño de mis neuronas logró conquistar su territorio.
    En la tibieza de sus entrañas encontré un cobijo agradable y comprobé que su maquinaria, envejecida por el exceso de ciclos orbitales, se encontraba en buen estado pese a la existencia tumoral. Mis células madre repararon su tara y la sanación inesperada energizó nuestra alianza.
    Tanta fuerza renovada conllevó cambios inesperados. Él rejuveneció veinte años y yo envejecí otros tantos. El premio fue sentir un torrente de vida fluyendo por nuestras venas.
    Así, vestida con cuerpo de hombre, me dirigí a la zona restringida donde se encontraba la celda experimental de traslados temporales. Nunca se habían efectuado pruebas con seres vivos pero una ocasión tan perfecta no volvería a presentarse. Me coloqué en el centro exacto del punto de no retorno y señalé una fecha cualquiera del año 2005. Sobra decir que llegamos a tiempo y la Operación S.E.P. concluyó con éxito.