Bien entrada la noche...

Complejo de Edipo
 
Bien entrada la noche, regresó al teatro. Aquella sería la última representación.
 
Sus pasos avanzaron lentos, sobrellevando la pesada cruz sobre sus hombros. Un calvario que se clavaba en sus sienes a través de las espinas plastificadas.

Alzaron su cuerpo ante todos, repitiendo una escena mil veces ensayada. María, su madre, lloraba amargamente a sus pies.
 
Saltó desde la cruz dejando perplejos a los espectadores, tomó la mano de María y le confesó ante el respetable que estaba loco por ella.
 
 
 
Juego de sombras
 
Bien entrada la noche, despertó sobresaltada sobre la cama. La oscuridad guiaba sus pensamientos y creyó ver una sombra detrás de la ventana. Atemorizada, buscó su móvil y llamó a la policía. Un agente la tranquilizó indicándole que una patrulla pasaría por su casa .
 
Fue noticia en primera plana: «Dos policías muertos en acto de servicio»
 
Otro recorte de periodico que guardó complacida junto a los otros. 
 
 
 
Jubilación
 
Bien entrada la noche, aún no tenía claro cómo iba a comenzar su día. Tantos años deseando jubilarse y ahora no sabía a qué dedicar su tiempo. Jugarretas del destino.
 
 
 
Sino

Bien entrada la noche, recibió la noticia que esperaba. Había llegado su hora. Hora de poner las cartas boca arriba y confesar las culpas olvidadas. Hora de rascar las verrugas de su cuerpo y renovar piel fresca y perfumada. Y se encontró solo frente al mismísimo Sino. No argumentó defensa sino culpa. No blanqueó su rostro sino el alma. No refrescó su piel sino su mente. Finalmente, el Sino abofeteó su cara y le despertó del fatídico accidente. 

Tres minutos inconsciente─indicó el enfermero del SAMU/R.  


Noctámbulo

Bien entrada la noche, se convenció de que lo suyo no tenía remedio. Todas merecían una atención especial. Guapa, esbelta, joven, fea, obesa, vieja... 
 
Las arrugas aportan sabiduría, los músculos elevan la belleza, los rizos armonizan el conjunto, las canas ofrecen el misterio, la obesidad esparce su hermosura y la delgadez aporta un remanso de paz.
 
Librado de fantasías eróticas, relajó su cuerpo y se durmió de nuevo.



Demasiadas historias bullen en mi cabeza. No puedo quedarme con una. Dejo aquí unas pocas con la frase de esta semana.

10 comentarios:

  1. Muy buenos, Yolanda. Me gusta especialmente "Juego de sombras".

    Un abrazo.

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  2. Yolanda, un gran abanico de historias que guardan un inicio común, pero que son tan distintas como las estaciones del año.

    Bien entrada la noche... te aplaudo por tanta creatividad.

    Besos.

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    1. Cierto, tan diferentes como las estaciones del año. No pude quedarme con ninguna, por eso no me presenté al concurso de Radio Castellón.

      Lo de la creatividad no lo comparto. Diría que estoy en horas bajas porque tengo la cabeza demasiado llena de otras cosas.

      Besos.

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  3. Pues que siga bullendo. Distintos tonos, distintas historias.
    Y cuando acabó la noche, la noche seguía entrando bien con tus relatos.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias CDG. Celebro que entrase bien tu noche con mis relatos.
      Siempre digo que en la variedad está el gusto.
      Un abrazo.

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  4. Como jubilado puedo garantizarte que el micro dedicado a la jubilación no se corresponde, en mi caso, con la realidad. Tengo bastantes amigos en mi situación y a todos nos falta el tiempo. Me pasa como a Pedro Sánchez Negreira. También SINO, aunque yo creo que es el SAMUR.

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  5. Jajajajaja. Solo conozco un caso que se corresponda con el descrito en mi micro y me deja perpleja cada vez que lo pienso. ¡Con la de cosas que hay para ocupar el tiempo!No digo yo que todo el mundo se dedique a la escritura, pero supongo que hay mil actividades que uno siempre puede hacer.
    Yo, con la jubilación cada vez más lejos de mi vista, estoy segura que me pasaría lo que a ti.
    Desconocía que en otras zonas existía el SAMUR, por aquí no sé si lo hay, aunque algún SAMU sí he llegado a ver. Gracias por la observación.

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  6. Hola he leido tus micro y me han encantado.sigue asi.un beso

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  7. Muchas gracias por pasarte y comentar, Arinu.
    A veces, escribo tonterías; otras, simples reflexiones y, otras, historias surgidas del día a día, de la necesidad de evadirme de la realidad o del sentimiento apresado en lo más profundo del alma. Celebro que te hayan gustado algunos de ellos. Tu comentario me anima a seguir.

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