A dos bandas


Ser zurdo estaba mal visto. Creían que el demonio se metía dentro del niño y mostraba su mala baba con aquella caligrafía infame. Doña Patrocinio tenía claro que ningún niño escribiría con la zurda mientras ella fuese maestra. Y con ella me topé, para mi desgracia, desde parvulitos hasta quinto. Amedrentó mi cerebro de tal manera que casi me creí diestro.

          El día que tuve que chutar el penalti y lo hice con la derecha, decidí que necesitaba atención médica. Hay quien cambia de sexo, yo necesitaba cambiar de lado. Soy un zurdo diestro que, a veces, es diestro zurdo.

4 comentarios:

  1. Lo que más me gusta de esta pieza, Yolanda, es la posibilidad que nos regalas de no interpretarla de forma literal. ¡Cuánta represión hemos de aguantar a lo largo de la vida!

    Un abrazo,

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  2. Gracias por tu visita, Pedro.

    Ciñéndome a lo escrito, no es más que una historia real vivida por mi marido y que bien pudo vivirla cualquiera hace unos años. Si le sacamos punta, podemos ver más allá de las palabras. Es la magia de los micros, siempre lo digo.

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  3. Yo también la viví. Me quitaron la manía de escribir con la mano izquierda a base de palos en el colegio, aunque no recuerdo el nombre del maestro. Y todavía hoy me acuerdo de mi padre ayudándome pacientemente a coger el lápiz con la derecha. Eso sí, los puñetazos, aún hoy, los imagino dándolos con la izquierda. Y al ping-pong, igual. Excelente y verídico micro.

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    1. Gracias por tu comentario, Janial. La intolerancia de unos, la sufrieron otros. Menos mal que ahora los zurdos pueden ser zurdos.
      Estudiaba EGB cuando hice un experimento: Ser zurda por un día. Confieso que no logré superar el reto. En BUP descubrí que existían sillas con la pala de escritura en el otro lado, que existían tijeras para zurdos y muchas otras cosas que desconocía sobre este tema. Tiempo después estudié magisterio y muchos de mis compañeros también eran zurdos.Uno de ellos, mi marido, era terríblemente zurdo, aunque escribiese con la derecha. A él he dedicado este micro.

      Un saludo.

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