Escalpelo en mano, veo que los
logopedas se acercan a mi boca.
─No se preocupe, una pequeña
incisión en la lengua de su hija será suficiente.
Mi madre, erguida y sin el menor atisbo
de compasión por mí, ordena:
─¡Adelante! ¡Cuánto antes acabe
mejor! Ya estoy harta de tanta humanidad.
Luego, escondiendo su lengua
viperina en el verdoso cuerpo, aguarda, pacientemente enrollada, el fatídico
desenlace.
¡Satanás! Hubiese preferido el
papel de Eva en esta ocasión.
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La sonrisa pintada en mi boca tras la lectura de los últimos micros ganadores del concurso de Radio Castellón Cadena Ser y un mordisco a la manzana que estaba merendando, dieron como resultado esta mutación de raíces bíblicas.
La frase que debía incluir esa semana era 《Se acercan a mi boca》
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