No sé si es mejor lacrar
una vieja historia encerrada en un folio amarillento o pulsar “Nuevo” en el procesador
de texto y dejar que tus dedos tecleen libremente.
Siento que 365 días no son
suficientes para alcanzar todas nuestras metas porque quizás nuestros proyectos
requieren un plazo más largo de tiempo.
Inicié el año 2014, queriendo
sumergirme en un mundo narrativo para poder navegar entre las letras y empaparme
de palabras, pero… mi creación literaria quedó más seca que la mojama antes de
acabar enero.
Se me ocurre que si los
días tuviesen 48 horas, dejaríamos de ser esclavos del trabajo y podríamos
dedicar más tiempo a las cosas que lo merecen. Aunque, bien pensado, la
esperanza media de vida pasaría drásticamente de los 80 a los 40 años. Mejor será
dejar las horas como están.
En
una hoja polvorienta, encontré un relato en el que mi personaje “Fedra”
encarnaba a una alumna enamorada de su maestro. Tanta insulsez en la trama, me
evocó un bostezo seguido de una carcajada sonora. Un fogonazo de sensatez me
hizo comprender cómo debían sentirse los lectores de mi blog. ¿Cómo pude creer
que…? Y, por raro que parezca, quemé un
trozo de lacre para sellar aquel papel en vez de convertirlo en lluvia de
confeti. Sin más, mis altos propósitos de escritura desmedida se esfumaron.
Tras un año de propósitos
incumplidos y alejamiento del mundanal ruido, finalmente, he quitado los
grilletes a mis dedos y les he dado libertad para escribir.
Seleccionar “Nuevo”
para enfrentarte a la hoja en blanco siempre es alentador.
Quién sabe si el 2015 hará que
se cumpla alguno de esos planes arrinconados en el desván del pasado.
Pase lo que pase, os
deseo a todos lo mejor y espero que se cumplan vuestros buenos deseos.
FELIZ 2015