─Imagino el mal trago que debió pasar Rosa cuando la conserje de la Casa Mayor le espetó con sorna que, o esa amiga que la visitaba todos los días se afeitaba el frondoso bigote que lucía en la cara, o tendría que realizar una llamada a sus padres indicando tal circunstancia, ya que las normas de decoro y honra de la Casa prohibían terminantemente las visitas masculinas en las habitaciones de las féminas que allí moraban.
─¡Vaya trago! Pues yo prefiero no imaginar la cara que pondría Matilde cuando Rosa le pidió que se afeitase el bigote.
Yolanda, me estreno comentando tu blog, el cual me parece muy interesante. Con tu permiso, me pasaré a leerte.
ResponderEliminarMe ha gustado el sentido del humor y la vuelta que le das al micro. Es que hay apariencias que engañan.
Un abrazo.
Jajajaja, me alegra que te estrenes Nicolás. Bienvenido a mi blog.
ResponderEliminarUn abrazo.