Imagino

           ─Imagino el mal trago que debió pasar Rosa cuando la conserje de la Casa Mayor le espetó con sorna que, o esa amiga que la visitaba todos los días se afeitaba el frondoso bigote que lucía en la cara, o tendría  que realizar una llamada a sus padres indicando tal circunstancia, ya que las normas de decoro y honra de la Casa prohibían terminantemente las visitas masculinas en las habitaciones de las féminas que allí moraban.
           ─¡Vaya trago! Pues yo prefiero no imaginar la cara que pondría Matilde cuando Rosa le pidió que se afeitase el bigote.

2 comentarios:

  1. Yolanda, me estreno comentando tu blog, el cual me parece muy interesante. Con tu permiso, me pasaré a leerte.

    Me ha gustado el sentido del humor y la vuelta que le das al micro. Es que hay apariencias que engañan.

    Un abrazo.

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  2. Jajajaja, me alegra que te estrenes Nicolás. Bienvenido a mi blog.

    Un abrazo.

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